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Madre no hay más que una… y chorizo riojano tampoco.

Como cada año, este primer domingo de mayo se celebra en España el Día de la Madre, una festividad que se conmemora en casi todos los rincones del mundo, en fechas diferentes  según el lugar, pero con un objetivo único: destacar el papel que juegan las madres como pilar de la familia y reconocer públicamente a todas las mujeres que día a día cuidan de sus seres queridos. Desde IGP chorizo riojano nos sumamos a este agradecimiento.

Modernas, activas, tradicionales, sencillas, directas, simpáticas o serias cuando se enfadan, creativas, deportistas, emprendedoras… Madre no hay más que una pero cada una de ellas es una auténtica todoterreno, capaz de cuidar de sí misma y de su familia. Y es que el mundo cambia y el papel de las madres también, pero existen tradiciones que se mantienen intactas.

El Día de la Madre tiene carácter universal y sus orígenes se remontan al Antiguo Egipto, donde se homenajeaba a la diosa Isis, la "reina madre". También en la Antigua Grecia pasó algo similar con la diosa Rea, madre de los dioses del Olimpo, y durante el Imperio Romano, donde la diosa Cibeles era objeto de culto.

En Europa, el catolicismo adoptó la tradición honrando a la virgen María el 8 de diciembre. Años después, en 1914, el presidente estadounidense Wilson instauraría el Día de la Madre como celebración oficial el segundo domingo de mayo de cada año, dando lugar a la tradición que conocemos hoy en día y que en España se celebra el primer domingo de mayo.

Y precisamente de tradiciones sabemos mucho en La Rioja, porque llevamos siglos preparando el chorizo riojano siguiendo la receta tradicional, la que nuestras abuelas y bisabuelas nos legaron y la que las madres de hoy en día han sabido incorporar sin complejos a recetas más actuales.

La historia de La Rioja está marcada por la vida rural que predominó hasta el siglo XIX, en la que el cerdo siempre jugó un papel fundamental. El chorizo riojano tiene sus orígenes en la fiesta de la matanza

El sacrificio del cerdo y la preparación de sus carnes y embutidos era un ritual familiar de gran importancia, ya que de la correcta conservación de las carnes y embutidos dependería el sustento de la familia hasta la vendimia del año siguiente. Esta tradición ha pasado de generación en generación y todavía sigue practicándose en los pueblos de toda España.

Hoy, los hábitos de alimentación han cambiado y prestamos mucha atención a seguir una dieta equilibrada en la que los diferentes grupos de alimentos convivan en armonía para que nuestro cuerpo pueda disponer de todos los nutrientes que necesita. Y, por supuesto, el mejor chorizo riojano sigue estando presente.

En innovadoras recetas que aúnan lo mejor de antes con una vuelta de tuerca más, como estas albóndigas de quinoa con chorizo o platos a base de verduras como el calabacín gratinado o los champiñones horneados, que nos permiten comer de manera sana sin renunciar al mejor sabor.

Propuestas de toda la vida que las madres más jóvenes han sabido adaptar, recordando las memorias de su infancia y adaptando al presente los sabores tradicionales para que las nuevas generaciones mantengan su vínculo con sus raíces.

Así que en este Día de la Madre, nada mejor que un almuerzo lleno de gusto y tradición con el que poder pasar un día en familia.